jueves, 25 de diciembre de 2008

40 rutas te llevan hasta la oficina


Y si a esa persona desconocida la ves en una segunda oportunidad?

Antes habías venido a traer algo que no era para mi (era en años?) y ahora...ahora no sabías bien a que venías, pero te encargaron hacerlo.Saliste corriendo del trabajo, equibocandote el horario y un papel y un celular te guiaban. Sabías tanto como yo de cheques y de viajes a Ruta 40, pero sí sabías: devolver libros, desdoblar papeles, pasarme el teléfono para que tu mamá hable con "la chica" (Hola, María Luz? No...la oficina es un desastre, pero tenés la voz igualita!), tocar el timbre tres veces seguidas pensando que no había nadie, y saludar con la mano...de espalda.
Esta vez no fue una equibocación con el deposito, sino en como hacer una copia con el fax (a quién se le ocurre poner la hoja del lado equibocado) Esto te hará volver?Quien sabe.(obviemos en esta historia la existencia del e-mail o del "Nene dejá, esta vez voy yo")
Te recordé el horario de atención para la próxima vez que tengas que devolver algún libro, dejar la seña de algún otro viaje que haga tu familia, pedir algún recibo o traerlo para que yo le haga la copia como corresponde, da igual.No vas a tener que venir corriendo del trabajo esta vez.
Hecho el recibo te fuiste, y fue una mezcla de "felices fiestas/para vos tambíen/atendemos hasta las 7:00/igualmente/está re caluroso afuera/para la próxima/Sí, horrible!/gracias" y me saludaste con la mano, pero de espalda.
Muy alto y con lindos ojos, ya no eras tan desconocido.
Benditos tus padres, bendita Ruta 40.

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